Seré completamente demoledor: “Ningún juego de velocidad alcanza los niveles de calidad de Project Gotham 3”. Así de sencillo y de rotundo.

Creo firmemente que la obra de los británicos BIZARRE (Ex PSYGNOSIS) no tiene rival. Puede que algunos de los títulos aparecidos tras este consiguieran superar de forma individual algunos de sus aspectos, pues muchos son los juegos que triplican la calidad de su filtrado de texturas o que muestran más polígonos o incluso que incluyen más vehículos y circuitos, pero en conjunto, nada lo supera…

Project Gotham 3 tiene un control inigualable, de esos que necesitan práctica y que nos hagamos una buena imagen mental del circuito para poder alzarnos con la victoria. Muchos fueron los que se quejaron de su “inestable control”, pero siendo sincero, creo que es una de sus mayores virtudes (supongo que estas personas jamás podrán jugar, por ejemplo, a un WAVE RACE 64 o a un F355…).

En “PGR3” el control está tan bien meditado que cuando cambias de vehículo tienes que volver a empezar, cambia todo y eso en un juego de conducción es un gran acierto. Prefiero un juego con 20 vehículos bien diferenciados a uno con 500 sin apenas margen de diferencia.

La recreación de las ciudades es magnífica, foto-realista, con una calidad de texturizado impresionante (aunque cierto es, que algunas texturas sufren el efecto “Unreal-engine”) basada en las ciudades reales que aparecen en el juego, con una cantidad de polígonos más que alta y unos sombreados de infarto.

No obstante, donde PGR3 no tiene rival es sin duda alguna en su HDR y en sus efectos de reflexión.

Cuando usamos la vista interior de la cabina podemos ver reflejado, con sumo realismo, todo lo que dejamos atrás, incluidos los vehículos de nuestros rivales… sencillamente impresionante.

Además, el “auténtico” HDR de PGR3 nos dejará literalmente cegados al salir de un túnel o similar, consiguiendo un efecto de realismo fantástico que ningún otro juego posee (En PGR4 tuvieron que suplirlo por falta de potencia al aumentar la resolución del juego e implementar más polígonos, como en este, en muchos otros juegos de renombre, el efecto es simulado).

La sensación de velocidad es total, en todo momento, y consigue crear una inmersión absoluta gracias a lo bien recreado que está su efecto de desenfoque (mover la cabeza dentro de la vista de la cabina mientras conducimos es maravilloso).

Otro gran acierto (que también se discute mucho en los foros) es su dificultad. Desde un modo para novatos (bronce) hasta uno para campeones (platino), que nos obsequiará con una dificultad basada en unos contrincantes endemoniados y que supone un reto hasta para el más entrenado en estos terrenos.

Creo que un juego moderno debe ser amplio en sus dificultades, lo que siempre le convertirá en un producto accesible, al igual que pienso, que aquellos que se quejan de su baja dificultad y duración no deben tener demasiadas medallas de platino. 

Fiel recreación de ciudades reales, iluminación de escándalo, grandísimo trabajo de modelado, tanto para los vehículos y sus interiores como para los propios circuitos. Un sonido de incuestionable calidad, que a todo volumen nos pondrá los pelos de punta (como suenan algunos motores….) y una banda sonora variada y bien elegida.

Si a todo esto le sumamos una maravillosa jugabilidad gracias a su sistema de control y tenemos también en cuenta que es el primer juego desarrollado para XBOX 360, pues no podemos hacer otra cosa más que quitarnos el sombrero y aplaudir, ya que tiene mucho merito poner el listón tan alto.

Muchísimos juegos superan por separado todos sus aspectos, pero lo importante en esto de los videojuegos no son los números, sino las sensaciones que nos transmite el título en cuestión.

La capacidad de hacernos desaparecer por unos momentos del mundo real y perder la noción del tiempo, a la vez que ofrecernos un desafío digno de nuestra atención, y esto lo consiguen muy pocos estudios de programación: Bizarre, sin lugar a duda lo consiguió con este título.

MI OPINIÓN

Espero no ofender a nadie con tanta rotundidad, pero a mi juicio (creedme que poseo cientos de títulos de conducción) es un juego superior en su conjunto y sobre todo, me trae recuerdos maravillosos en referencia a lo que significaban antes los juegos de conducción: UN RETO, necesitabas aprender a jugar, memorizar los circuitos… Ahora los juegos de conducción me transmiten menos diversión, algunos se controlan con un botón y otros son simples escaparates con números absurdos de por medio.

Tan solo veo a su altura al grandísimo GRID, que aunque con una vertiente que vira más hacia la simulación, es de los pocos que transmiten esa inquietud “al volante”.