Analizar un juego, el cuál llevas esperando más de dos años, puede ser complicado y engañoso, no obstante, voy a intentar ser lo más justo posible.

Antes de empezar, debemos ser concientes de que es un juego creado por un equipo amateur* para una consola ya obsoleta como es la Dreamcast de SEGA. No obstante, una vez dicho esto ya lo podemos olvidar, porque el juego muestra una calidad global que le permite mirar a los ojos a los grandes de las mejores franquicias.

* Pongo amateur en cursiva, porque tras ver el resultado final, uno se cuestiona donde está el límite entre amateur y profesional…

Antes de continuar con el análisis, comentar que DURANIK intentó llevar el juego original a Atari Jaguar (el juego se llamaba NATIVE), pero no pudieron avanzar por culpa de la calidad real de la consola. Todo y con ello, consiguieron un resultado que triplica, si cabe, la cualidades ofrecidas por esa consola.

¡LA REALIDAD!

Habiéndome pasado ya el flipe de la primera toma de contacto, me veo en condiciones de analizar el juego tal y como se merece. Eso sí, antes de proseguir querría pregonar que Duranik / redspotgames han pegado un bofetón, en toda la cara, a todos los que pensaron que Dreamcast era un sistema mal concebido.

La consola de SEGA, ya en su tiempo, demostró que era una máquina excelente, dejando en pañales a todo lo que había. El problema fue que detrás de Dreamcast había una compañía llamada SEGA (con su mala fama arrastrada) y que, por más INRI, se encontrara en horas bajas…

STURMWIND es un juego espléndido que, técnicamente, demuestra hasta donde podía llegar la consola de SEGA. Pensad que, por VGA y en una TV actual de 32” LCD o LED, el juego luce a las mil maravillas, mostrando unos colores, diseños y nitidez tales que colaría perfectamente por un “remake HD” (simple, eso sí) de cualquiera de las dos grandes actuales (Ps3 y 360).

No exagero ni un ápice, pero quiero matizarlo: lógicamente no es HDMI, pero os aseguro que este juego colaría perfectamente por un juego de sistemas más modernos como PS2 o X-Box, e incluso me atrevo a decir que supera a muchos títulos de dichas consolas. Con esto ya os podéis imaginar que su nivel técnico es muy alto y que, por consiguiente, estamos ante un “triple A” a nivel de gráficos.

Todo y ser correctísimo, gráficamente hablando, tiene algunos pequeños detalles reprochables (siempre desde el punto de vista de un analista muy  meticuloso) que, si bien no restan puntos al conjunto sí se deben citar.

La intro es muy simple y se nota, excesivamente, que es en formato vídeo comprimido. No está mal, pues hasta cierto punto podría considerarse épica, no obstante, le falta algo de chispa.

Los gráficos del juego son brutales, tanto en los escenarios, como en lo que refiere diseño de las naves y enemigos. Lógicamente, algunos de los patrones nos recuerdan a tantos otros, pero tampoco esto es malo si están bien construidos, ¿no creéis?

Los escenarios son de lo mejor que he visto en una consola de 128 Bits: brillantes, coloristas, animados… Tanto los detalles 3D, como las animaciones y efectos de luz están muy trabajados, resultando en un conjunto alucinante y, lo más importante, no afectan a la acción con ralentizaciones u otros efectos secundarios. Solo es reprochable, en este apartado, que algunos colores de fondo se asemejan demasiado a nuestros disparos, cosa que, en ciertos momentos, crea confusión.

Los disparos enemigos, por su parte, son algo raros. Nada fuera de lo normal, comparándolos con juegos de CAPCOM o CAVE, pero si que, en un principio, restan realidad al título. Los enemigos no nos disparan rayos, ni balas de fuego… nos disparan: ¡bolas de tres colores!

Un efecto raro que, tras acostumbrarte, va de coña para distinguirlos. Supongo que esto no es un fallo, ya que igual que hacen otras compañías (que los representan rosas, verdes o azules) debe ser un factor creado para mejorar la jugabilidad.  

A parte de esto, y de alguna mínima ralentización, lo demás en gráficos es brutal. De verdad, el trabajo en diseño y optimización de potencia de la Dreamcast es excelente.

El sonido es un apartado que pasa bastante desapercibido, cosa que tampoco es malo, no obstante, la mayoría de sus melodías son normalitas y no destacan en exceso. En cuanto a los efectos de audio, más de lo mismo: explosiones dignas pero que no tienen la fuerza de otros títulos (jamás olvidaré el sonido de cuando te derriban en Thunder Force 4…).

La jugabilidad sí es otro punto a favor, pues el control de la nave es muy bueno, siendo directo y muy ágil. Algunas rutinas de los jefes, o del propio escenario, son algo bruscas, cosa que crea algún punto caótico y complicado de superar. No obstante, han acertado también con la inclusión de dos modos de juego (Normal y Arcade).

El modo normal, vendría a ser el modo Dreamcast, aprovechando las opciones de guardado de partida (más que útiles) y alargando la durabilidad del juego con más subfases. El modo Arcade, no es más que esto… ARCADE puro para ponernos a prueba.

Haciendo incapié en el modo “Normal”, decir a su favor que el hecho de que tenga más subfases, estas no son calcas o pierden gracia con respecto al ARCADE, todo lo contrario, da la impresión de que el juego se ideara así y luego se reluciera escogiendo las primeras fases de cada mundo.

Las localizaciones de los escenarios también están muy bien conseguidas, pues todo y no mostrar nada nuevo, están muy bien diseñadas y plasmadas en la pantalla.

No sé que más deciros chicos. Es un juego genial tanto por su faceta romántica (un juego nuevo para una consola vieja) como por su faceta técnica y jugable. Tengo muchos juegos HD en cola de espera y éste STURMWIND les ha pasado por delante.

Si sois aficionados a ese género, debéis tenerlo, pues indistintamente de que sea un producto “no oficial”, o de que sea para una u otra consola, es un juego muy bueno que, de bien seguro, cumplirá vuestras expectativas.

Sé que dentro de los aficionados al género estamos los que nos va lo facilillo y los que os gusta trampear millones de disparos, no obstante, creo que este juego sabe estar entre ambos gustos y marcarse un camino propio.

En definitiva: un diez para la gente de Duranik / redspotgames y un nueve alto para este juego pues, todo y tener algún contra, ha demostrado ser, ciertamente, lo que se esperaba de él.