RIME es uno de esos juegos que dejan huella. Una aventura muy cuidada que si bien al principio te puede parecer simple, con el paso de las horas te vas dando cuenta de que, pese a sus semejanzas con otros títulos de más nombre, su valía es única.
Un juego antiestrés. Un ejercicio lúdico en el que podemos avanzar a nuestro aire admirando cada uno de sus detalles y escenarios gozando de unos gráficos muy correcto y con una historia un tanto estrafalaria que va ganando intensidad hasta sumergirnos en su clímax final.
Jugablemente hablando, estamos ante un ICO modernizado y con algunos puzzles realmente buenos. Puede que, a estas alturas, su mecánica no nos sorprenda y que su dificultad no sea lo exigente que muchos desearían, pero en conjunto resulta en un juego francamente terapéutico... Uno de esas aventuras en las que podemos jugar a ratitos y a nuestro ritmo. Los gráficos son simplemente perfectos. No llegan a mostrar un gran potencial en alta definición, pero tampoco precisa de ello... Casi me atrevería a decir que son ideales para su cometido: simples, claros, bellos y de gran carga pictórica.
La música y los efectos también están muy logrados, acentuando la canción final que resulta fuera de serie. Creedme, entre las escenas finales, que obviamente no desvelaré, y la canción que las acompaña, no pude más que ver los créditos con los ojos enrojecidos a punto del llanto…
Si os gustan los juegos de plataformas y las buenas historias, no podéis dejarlo pasar. Puede que al principio se asemeje demasiado a otros juegos y que su desarrollo parezca repetitivo, pero con el paso de las horas terminaréis, sí o sí, prendados de él.
Una experiencia que ya forma parte de mi corazón a igual escala que obras de arte como ICO, Shadow of the Colossus o The Last Guardian…