Poca broma con el análisis, ya que hablar de este juego, es hablar del peor Street Fighter jamás creado…

Capcom quiso aprovechar el tirón de la primera película sobre la saga para sacar un juego de lucha un tanto diferente.

De una alianza con Akklaim, nació un proyecto conjunto con la finalidad de digitalizar los movimientos de los mismos actores de la película, así como sus caretos y meterlo todo dentro de un juego que resultó ser, si más no, extravagante.

Hablemos un poquito de la película que le dio nombre:  Street Fighter, la última batalla

Año 1994.

En pleno apogeo Street Fighter, a Capcom le subieron los humos y se alió a Universal Pictures para crear una bazofia en forma de largometraje que no ganó ningún Oscar, pero que pasaría a la historia como una de las peores películas basadas en videojuegos…

Había presupuesto, por lo que Capcom y Universal pujaron fuerte con varios actores de renombre como: Jean-Claude Van Damme, Raul Julia, Kylie Minogue...

Sin embargo, el hilo argumental era nefasto y las escenas de lucha así como los efectos especiales lucían más por su ausencia que por su presencia.

El resultado final, pues sólo tenéis que ver el parecido de Blanka para verlo claro.

Argumento (Wikipedia)

El ejército de Shadaloo ha tomado como rehenes a 63 personas (civiles y militares) para chantajear a las Naciones Aliadas.

El jefe de la tropa, el General M. Bison pide por la liberación de los rehenes, la cifra de 20 mil millones de dólares para crear una legión de “Bio-soldados-genéticos” con la finalidad de dominar el mundo.

Para ir practicando en la creación del soldado genético perfecto, secuestra al Dr. Dhalsim para "ayudarle" en la tarea.

Como conejillo de indias utiliza a uno de los rehenes llamado Carlos "Charlie" Blanka, trasformándolo en el "feroz" Blanka de piel verde y cabello rojo.

Los héroes de esta película, básicamente son cuatro: Cammy, T-Hawk, Sawada y el líder del grupo, el coronel Guile. Ellos serán los encargados de llevar la operación de rescate.

Por otro lado, nos encontramos con Ryu y Ken, unos timadores que venden armas de plástico a los mercenarios de Shadowloo, liderados por Viktor Sagat y Vega.

También hay un equipo de periodistas que aparentemente están cubriendo la noticia en Shadowloo, pero que en realidad persiguen la muerte de Bison. El grupo de periodistas está liderado por Chun Li, Balrog y Edmund Honda.

En el bando de los malos están, aparte de a M. Bison, Zangief y Dee Jay.

Con tan suculentos ingredientes, ¿Qué podemos esperar de la adaptación al Videojuego?

En 1995, como ya he adelantado anteriormente, Capcom y Akklaim unen fuerzas para crear un juego de lucha con los actores reales de la película. Capcom aporta la licencia mientras que Akklaim se encarga de digitalizar a los actores y darles movimiento.

Hasta aquí todo prometía, ya que Akklaim, recordemos, tenía experiencia más que justificada después de la creación de todo un mito llamado: Mortal Kombat.

Sin embargo, Capcom no tubo en cuenta dos factores muy importantes:

Su película había sido un fracaso total y la mayoría de personajes no tenían ni la credibilidad ni el carisma necesarios como para protagonizar un juego de lucha y mucho menos para llamarse Street Fighter.

El Mortal Kombat tenía la ventaja de haber nacido así y por lo tanto ya conocíamos sus personajes digitalizados, sin embargo, los personajes de la saga Street Fighter, no tenían nada que ver con los actores de la película.

Otro factor en contra era que los golpes especiales del juego original eran de muy mal llevar a la pantalla con personajes digitalizados, de hecho, éste también fue uno de los fallos garrafales de la película. MUY mal realizados.

Los ataques quedan sobre puestos y falsos en exceso. 

La única cosa que medio salva al título, es su jugabilidad. Todo y estar a años luz del original, la respuesta del personaje es bastante buena.

Sus movimientos son rápidos y la respuesta al mando es correcta. Siempre, teniendo en cuenta que el global del título, raya la casi mediocridad, claro…

En definitiva, un petardo como la copa de un pino que si bien no puede presumir de nada es un título súper recomendable como “rareza” y para reír un buen rato con los colegas.

Es como una especie de Pocket Fighter (personajes caricaturizados) pero en plan cutre y eso aún lo hace más divertido.