Los CPCs tienen un problema bastante común: su disquetera.
Dicha disquetera sufre desgaste de goma de arrastre y, por consiguiente, fala de lectura.
Con el tiempo, esa goma se deteriora quedando blanda (como si fuera chicle). De estas gomas de tracción se pueden encontrar por Internet, sin embargo, como cada vez que hablamos de repuestos de casete, disquetera y demás jurásicos, encontrarlos puede ser complicado.
En caso de no encontrar ninguna, al igual que pasa con la Twin Famicom, podemos usar una goma normal y corriente (gomas de pollo), que nos coincida con diámetro y grosor.
Esta avería es fácil de diagnosticar, ya que al escribir el comando de arranque y darle al intro, la disquetera no emitirá ningún ruido.
Para llegar a la goma sólo tenemos que abrir el CPC, teniendo mucho cuidado con los conectores cinta del teclado, y desmontar la disquetera.
Si giramos la disquetera, veremos su plaquita electrónica que va fijada con tornillos.
Separándola ya podremos ver la goma, sus restos o, al menos, las dos poleas las cuales debe unir.
Como repuesto nos sirve cualquier goma de casete o disquetera moderna que nos coincida en tamaño, sin embargo, no lo dudéis, si no encontráis ninguna de específica probad con una de común (del mismo tamaño y grosor).
Las gomas de tracción (las negras originales) son especiales para durar más, pero en el caso de no encontrar, priorizaremos el repuesto barato y accesible.
Todos los teclados de ordenador, inevitablemente, se llenan de suciedad con el paso de los años, por lo que, imaginad como estará el de un CPC (con la guerra que lleva)…
Para limpiarlo a fondo sólo tenemos que separar sus carcasas y quedarnos con la superior. Sacando tres tornillos nos saldrá todo el conjunto del teclado. Mediante unas patas de plástico lo podremos separar fácilmente, encontrándonos esto:
En la parte mecánica (la que veis en la parte superior), hay las teclas y sus muelles. Esta parte, sin perder ningún muelle, se puede limpiar con un estropajo fino, agua tibia y alcohol.
Seguidamente veréis la parte más delicada del conjunto: los contactos.
Esas dos láminas de plástico y carbón son las encargadas de pasar los datos al ordenador. Para limpiarlas, basta con un trapo suave y alcohol.
No se deben montar hasta estar completamente secas.