Nos encontramos ante el tercer capítulo de la saga Ninja por excelencia, un port, que si bien no luce a nivel gráfico como su primera parte en Lynx, claramente la supera en otros muchos aspectos.
En primer lugar, me centraré en el defecto más pronunciado del juego: el tamaño de los sprites, que si bien lucen con una nitidez como pocos títulos de la portátil de Atari, crea, junto a la limitada paleta de colores del título, una extraña confusión en momentos determinados.
Esto puede ser consecuencia del parecido más que evidente con la versión de NES, respetando la escala de sus sprites en pantalla y, manteniendo en gran medida, la paleta de colores de la misma.
Aún
con todo, Ninja
Gaiden III luce
muy bien, de una forma mucho más definida y estable que la versión de la sobremesa de 8 bits de Nintendo.
Olvidando este claro defecto, Ninja Gaiden III supera a nivel jugable y, con creces, al port de la recreativa, sobre todo, por ser un juego mucho más profundo y duradero.
El sonido no es malo en absoluto, pero tampoco logra brillar, lo cual lo convierte en perfectamente prescindible.
El
juego tiene una dificultad elevada, sello de la casa, que requerirá de toda nuestra concentración y pericia a los mandos de nuestra Lynx, que como siempre, muestra una respuesta en
su control, sobradamente buena. Sin embargo, el juego invita a seguir jugando una y otra vez, a pesar de su reiterada dificultad.
En esta ocasión, contamos con las clásicas acrobacias y poderes de Ryu, tales como engancharnos a las plataformas, usar nuestro Ninjato, shurikens y demás armamento Ninja.
Los “power ups” se obtendrán al romper los orbes esparcidos por el escenario, estando estos limitados por una barra que nos dirá, según el poder a utilizar, de cuantos usos disponemos.
Como siempre, será vital aprender a rebotar por las paredes con la suficiente pericia y habilidad, convirtiendo al título, gracias sobre todo a esta característica, en poco recomendable para los menos experimentados.
Si algo caracteriza a esta saga, es su dificultad, por lo tanto, la curva de constante exigencia en su desarrollo, lejos de ser un defecto, es una virtud propia de los capítulos aventureros de nuestro querido Hayabusa.
La historia del juego sitúa sus hechos entre el primer y el segundo capítulo, y nos cuenta, como un impostor que se hace pasar por Ryu Hayabusa, acaba con la vida de la agente Irene, haciendo parecer culpable a nuestro Ninja favorito y, teniendo que demostrar éste su inocencia.
El juego hace gala de una ambientación y unos enemigos más “cyber” que en anteriores entregas, pero respetando sus ambientes característicos y el tono de diseño general de los anteriores títulos.
Ninja Gaiden III es un fabuloso título dentro del catálogo de Atari Lynx, con pocos rivales a los que se pueda comparar y, con unas calidades más que aceptables, cuyo único punto negro, es la exagerada similitud con su versión original de NES en el aspecto gráfico y, en la ya mencionada diminuta escala de los enemigos y del propio Ryu.
Si te gustaron los capítulos anteriores, Ninja Gaiden III te gustará por igual, uno de los grandes de LYNX.
MI OPINIÓN
Si tenéis problemas de visión, no compréis este juego, pues su escala diminuta os hará forzar la vista como ningún otro. A parte de esto, el juego es una maravilla, como sus dos hermanos mayores de NES.
Un juego que continua con la dificultad elevada de toda la saga, pero también con su cuidada jugabilidad.