Hablar de ROBINSON es hablar de un juego un tanto peculiar. Al primer vistazo, puede parecer que estamos ante un shooter de última generación en el que nos enfrentamos, armados hasta los dientes, a temibles dinosaurios en un planeta extraño…

Ya os avanzo, de antemano, que Robinson no es ningún shooter (pese a tener perspectiva en primera persona) y, hasta cierto punto, tampoco se puede considerar un juego de acción.

Robinson estaría a medio camino entre una aventura gráfica moderna y un ejercicio de inmersión total. Recorreremos un mundo nuevo sumergiéndonos en un ecosistema mágico repleto de animales y plantas imposibles. El plato fuerte, sin lugar a dudas, los dinosaurios, pero igual de imponente resulta el grado de detalle y realidad del resto de organismos vivos, así como de la vegetación que nos envuelve. 

A lo largo del juego, encarnamos el papel de un niño que a sobrevivido a un accidente aeroespacial y que deberá recorrer distintas zonas con la finalidad de reunir información acerca del suceso así como encontrar posibles supervivientes.

Para ayudarnos a superar los peligros del juego contaremos con la presencia de un droide de reconocimiento y un compañero un tanto especial…

El hecho de que el protagonista sea un niño, dota al juego de un aire infantil que, sumado a un desarrollo bastante simple y facilote desorienta un pelín a todos los que esperábamos encontrar un shooter de disparos o algo por el estilo.

Sin embargo, una vez acostumbrados a un desarrollo más lento, el argumento queda relegado a un segundo plano a merced de la inmersión, los gráficos y la grandiosidad de unos seres que todos tenemos en la parte más infantil de nuestro corazón: los dinosaurios. 

Si me preguntáis qué es lo mejor de Robinosn, contestaré, sin vacilar un ápice, que el plato fuerte es la inmersión. Es alucinante el grado de detalle de todos los escenarios así como de los animales que viven en Tayson III. Insectos, plantas, animales, dinosaurios, los escombros de la nave nodriza… TODO luce un grado de detalle sublime.

A sabiendas de que el desarrollo del juego es más cercano a una aventura gráfica que a un juego de acción, nos encontramos frente a un viaje fantástico que no nos dejará indiferentes. Sus gráficos, sus detalles y el hecho de ver, como nunca antes los habíamos visto, a multitud de dinosaurios y animales prehistóricos hace de ROBINSON un juego súper recomendable para todos los amantes de la Realidad Virtual.

La parte negativa del juego (y tampoco es que sea culpa del juego) es que este juego se aprecia como es debido con la Playstation 4 PRO, pues con la normal luce un exceso de borrosidad en el visor. Para que me entendáis mejor os diré que con una PS4 normal solo se ve nítido lo que estamos enfocando con la mirada, mientras que con la PRO se ve todo el escenario nítido por igual… Una verdadera pena y otro ejemplo más de que para disfrutar de VR como Dios manda hace falta pasarse a la PRO.

Siendo un pelín quisquillosos, le podríamos echar en cara una clara falta de libertad en las acciones o movimientos, resultando en un juego bastante lineal y simple. Sin embargo, debemos quedarnos con lo que el juego nos ofrece como experiencia, que tampoco es poco (alguno de sus escenarios son de los más bellos vistos jamás en un videojuego).   

Un juego recomendable a todos por su belleza gráfica y grado de detalle, aunque debemos tener MUY presente que no es ningún shooter de acción y que tiene fallos. A parte de un final exageradamente precipitado, algún que otro patrón de movimiento, por parte de los dinosaurios, deja bastante que desear.  

Para terminar querría recomendaros que juguéis con el desplazamiento lateral del casco y no del direccional derecho, ya que resulta mucho más cómodo y gratificante.