Muchos de vosotros creeréis que me he vuelto loco y, de hecho, yo mismo me he planteado si colgar o no este documento en el momento de su creación, sin embargo, ayer por la noche me pasó un caso que me gustaría compartir con vosotros.
Seguro que a todos os ha pasado alguna vez, ya sea jugando o simplemente mirando una película, pero es un tema que da a pensar si el camino evolutivo de los videojuegos es el más idóneo para unos seres humanos emocionalmente limitados…
Yo soy una persona a la que, como seguramente la mayoría de vosotros, le gusta disfrutar de un juego y sentirse parte de él.
Esto, traducido a lo práctico, quiere decir que me dejo abducir fácilmente por el juego, metiéndome de lleno en su argumento y creyéndome todo lo que me ofrece (siempre y cuando sea mínimamente creíble).
La clara evolución de los videojuegos, según mi entender, es el tan preciado convenio entre realidad y ficción; la mejor manera de que uno se sienta, literalmente, dentro del juego. Primero vinieron los juegos poligonales en 3D (y con ellos, se perfeccionaron los de primera persona), ahora los gráficos HD y, según parece, el futuro nos deparará unas estupendas tres dimensiones que, si hay suerte, nos acercarán a la codiciada Realidad Virtual.
Si será o no será, o cuando será, nadie lo sabe, no obstante, sí que todos los que amamos los videojuegos hemos soñado alguna vez en un sistema de juego totalmente integrado en nuestra visión y con un control tan intuitivo como real.
Pues bien, dejando de soñar y volviendo a la realidad, os contaré mi suceso de anoche:
Estaba yo sentado en mi habitación, a oscuras, delante de una TV 32” Full HD, con los auriculares puestos y el ambiente idóneo para caer en engaños, cuando, intentando sobrevivir a un espeluznante Berserker en Gears of Wars de la 360… Entró mi mujer de repente para advertirme de que me llamaban por teléfono.
El corazón me dio un salto que incluso tardé varios segundos en diferenciar si mi mujer estaba en la TV o si el Berserker me avisaba de la llamada… Seguramente os lo tomaréis a risa, pero os garantizo que mi corazón latía a 300 por hora…
Afortunadamente la anécdota no pasó de ahí, pero ha sido la vez que más me he asustado jugando a videojuegos y esto me ha hecho reflexionar.
Todos ansiamos la interactuación total con un juego, sin embargo, al pensar en ello, nunca tenemos en cuenta nuestras limitaciones humanas.
Sería genial jugar a un Gears of Wars de forma real. Sería genial, encarnar el papel de Kratos y poseer su fuerza y poderes, sin embargo, ¿aguantaría nuestro corazón tan generosa explosión de adrenalina?
Ya os he comentado que no es un tema que puede afectar a todos por igual, ya que cada uno respondemos diferente a estímulos como el miedo, la excitación, el ansia… pero con los niveles de ambientación y calidad conseguidos por muchos juegos actuales, puede ser un tema MUY a tener en cuenta en futuras generaciones y, más, si se cumplen las expectativas en 3D Virtual Reality.
Imaginaos por un momento a oscuras, delante una pantalla grande, jugando a un Shooter de Survival Horror, con los auriculares y las gafas 3D puestas, y que, de repente, cualquier aspecto de la vida real nos sobresalte.
No es por nada, pero muchos ya empezamos a tener una edad y aunque el corazón no entiende de ello, desconocemos nuestro tope de revoluciones… No es que la interactuación total, que siempre hemos deseado, sea peligrosa o mala, sin embargo, sí deberemos saber adaptarnos a ella.
Nunca había jugado con auriculares, ya que por suerte no tenía límites de decibelios en casa, no obstante, con la ampliación de familia sí he tenido que adaptarme.
Los auriculares, junto a un juego bien construido, te consiguen una atmósfera perfecta para disfrutar al 100% de la experiencia de jugar en alta definición, no obstante, también te aíslan demasiado del mundo real.
Aunque lo que viene a continuación os pueda provocar más risa que interés, os expongo unas pocas premisas (totalmente lógicas) que debemos tener en cuenta de ahora en adelante.
1- Jugar con auriculares es genial, pero ojo, siempre debemos adaptarnos nosotros a un volumen más bien bajo. No debemos querer entrar en el juego a golpe de vatio.
2- Jugar a oscuras te mete de lleno en la pantalla, pero, además de cansino para la vista, nos hace imposible preadvertir un susto real. Siempre debemos jugar con una mínima luz de lámpara o semejante que, obviamente, no refleje en la pantalla.
3- También puede ser una buena opción hablar con los que estén en casa (salvo niños que pasan de todo…) y advertirles que no entren sin avisar y cosas por el estilo. Todo necesitamos un rato de desahogo y si este concepto se respeta en casa, ya no habrá problemas.
En fin chicos, como os dije antes, incluso me da vergüenza haber escrito un post sobre esta obviedad, pero después del brutal susto que recibí ayer, y tras darle alguna que otra vuelta en la cama, creo que jugar, y disfrutar haciéndolo, puede ser un riesgo real teniendo en cuenta lo que nos depara el futuro en temática de tecnología, potencia gráfica y ambientación en este, nuestro amado hobby.
Como dice el tópico: Vale más prevenir que curar (y nunca mejor dicho).